martes, 3 de abril de 2012

No todos los ojos cerrados duermen, ni todos los ojos abiertos ven.

Alguien metió mano, me puso en este camino me dieron una patada ahí, y a correr se dijo, este de seguro no es el camino que quería recorrer. hay pasajes que están bien, pero la calle no parece suave, con el solo hecho de decirte que el adoquin es aun mas transitable.
No hay tiempo para el tiempo en este poso sin igual, pero aunque no crea ver la luz, hasta ella intentare escalar.
Alguien dijo que en mi ciudad las palomas siguen cantando igual, aunque los edificios ya rodean cada campo donde había un potrero, las casas y galpones crecen donde se remontaban barriletes, aunque en las veredas ya no halla casas que duerman con la ventana abierta.
La gente de mi pueblo no tiene comparación, porque te saludan con un buen día y te despiden con un adiós, en cada almacén, en cada panadería, en cada lugar que haya una persona, una saludo recibirás, no importa si es temprano o es tarde a alguien cordial vas a encontrar.
En este camino que lleno de piedras esta, me topo con no poder disfrutar del asado del domingo en una familia que a pesar del tiempo sigue siendo igual, también me pierdo de las charlas "de café" que se cruzan con amigos hasta que llegue el amanecer. Hablando de la vida, de amores perdidos, de esperanzas por venir, de desiluciones y encantos, de risas y llantos, de furia y algarabía.
Acá sin embargo, las calles son tristes, el otoño empieza a caer y los colchones de hojas amarillas son un elemento mas del paisaje desteñido de las paredes descoloridas o maltratadas con rayas y frases insulsas que adornan los edificios viejos.
En este camino tenes que estar atento, porque algún perejil te puede madrugar en cualquier momento, dándosela de guapo pela un chumbo y te deja sin aliento.
El porteño atento a la falta de vivesa de algún laburante se aprovecha, mira con reseño y por la espalda empuña una sonrisa y se la clava. Todos quieren ver cuanto ego tiene el otro, aunque hay gente que su peso vale en oro, hay que reconocerlo, acá en este camino... Nadie para ni por un amigo.
A vos te digo amigo, que a pesar de la distancia me das la bienvenida con un fuerte abrazo y estas atentó a mi llamada, a vos te doy las gracias.
A cada calle de mi pueblo donde cada esquina adorna un recuerdo, a vos pueblo te doy las gracias.
En este palo que metieron en la rueda, hay que reconocer que algo deja de enseñanza. Lamentablemente hay que estar atento a quien se sienta en la misma mesa, que no se aproveche o se confunda la confianza con tomar decisiones por el otro mi amigo... Eso si que no.
Si no hubiera piedras ni palos de los que hoy me doy cuenta, afirmaría como desde un principio, que este camino lo hubiese caminado en mis pagos y no donde hoy nos encontramos parados.

No es que esto hable de tristezas ni mucho menos eh, a no confundir zorro con gato, sino que habla del cambio, y que cuando uno ya esta mojado no importa cuanto te cubras en la lluvia, mojado seguirás estando.

                                                                        Buena vida

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